domingo, 5 de mayo de 2013

Capítulo IV. Los efectos del acoso.


A
 lo largo de la presente investigación hemos abarcado los aspectos más importantes de esta problemática denominada bullying, hemos definido lo que es, quienes participan y cómo identificarles, ahora bien, vamos a concluir con la parte que consideramos más importante del conflicto, las consecuencias.
Ya que éstas determinan prácticamente la personalidad de las personas involucradas, conlleva una serie de problemáticas que, en caso de desarrollarse y no tratarse, puede ser fatal.
Ahora, relacionándonos un poco en cuestiones cronológicas es importante analizar desde cuándo suceden las situaciones de violencia a un individuo.
9.- ¿Desde cuándo te ocurren estas cosas?
a)    No se meten contigo.
b)    Desde hace muy poco.
c)    Ya tiene mucho tiempo.




 Gracias a este resultado podemos analizar la cronología del problema, así como concluir que es un problema gradual y que se lleva a cabo desde ya hace mucho tiempo.
Ahora bien, retomando la teoría, especificaremos las diferentes consecuencias para cada participante del conflicto.



4.1 Consecuencias para la víctima

Retomando la teoría pasada sobre las víctimas, hemos logrado identificar sus características físicas y psicológicas, el entorno en donde se desarrollan y la serie de agresiones que sufren.
Ahora, la primera señal de un niño o adolescente puede estar enfrentando un problema de acoso o bullying, es la ansiedad, que son signos de un elevado nivel de angustia o estrés.
Otros síntomas son miedos irracionales, temores inexplicables y persistentes, insomnio o dificultades en el sueño como pesadillas o terrores nocturnos, sonambulismo, hablar o gritar dormidos o mostrarse excesivamente tímido e inseguro.
“Es importante entender que la víctima experimenta un profundo malestar, un intenso dolor y una gran vergüenza por no lograr defenderse”[1]
Esto claro hablando en términos psicológicos y actitudinales, pero también puede tener consecuencias físicas. Siendo víctima se llega a sufrir dolor de cabeza, náuseas, gastritis y en muchos casos colitis nerviosa.
Sin importar el tipo de agresión que se sufra en el bullying, todas las agresiones llevan a desarrollar baja autoestima. Sin embargo, la manipulación social y la exclusión de las actividades sociales llevan a la víctima a autoconvencerse de que no vale lo mismo que sus compañeros, quienes sí logran defenderse.
Si la agresión continúa durante un periodo prolongado, aparecen sentimientos de culpa por la inhabilidad para defenderse, así como sentimientos de inadecuación, depresión y deseo de venganza.



En resumen, las consecuencias para la víctima son:
·         Baja autoestima
·         Actitudes pasivas
·         Problemas emocionales.
·         Trastornos nerviosos
·         Depresión
·         Ansiedad
·         Pensamientos de muerte y suicidas
·         Pérdida de interés por la escuela.
·         Actuaciones suicidas.
Analizando los puntos anteriores, logramos observar principalmente los trastornos nerviosos, ansiedad y baja autoestima. No nos costó mucho identificarlos, simplemente por su postura, su volumen de voz y la forma de mover las manos al hablar.
Ahora que conocemos las actitudes de la víctima vamos a relacionarlo con lo que obtuvimos en práctica de campo, ¿Cómo se siente la víctima ante las situaciones de violencia vividas durante hace un tiempo?
10.- ¿Tu cómo te sientes ante esto?
a)    No se meten contigo.
b)    Te da igual. Son tus amigos.
c)    Mal, no te gusta.




 Muchos de los niños por creer que los actos de violencia son parte de la amistad, permiten el abuso hacia su persona, el otro tanto porciento obviamente se siente incómodo y abusado.


Acerca de las víctimas en especial, incluidas en este acoso escolar, pudimos solo rescatar que en aulas de clases y en base a la visita a ellas, a encuestas aplicadas, a observar detalladamente y así percatarnos de alguna anormalidad, solo se observa jóvenes con mucha timidez, seriedad, tranquilidad, pena, inocencia, etc… Claramente sabemos que estos son síntomas en cuanto a una persona que sufre este tipo de violencia, pero jamás pudimos acordar en algo preciso, solo si se indaga profundamente a estos casos particulares. (Herrera Brian)

4.2 Consecuencias para el agresor
Ahora bien, tratemos al “protagonista” de nuestra conflictiva. El agresor aprende que sus conductas agresivas son un método para obtener estatus dentro de un grupo y un medio para alcanzar reconocimiento social.
En la primaria en la que fue desarrollada nuestra investigación notamos casi enseguida el niño bully de cada salón. Esto debido a su “habilidad” para hacer bromas, burlarse e incluso querer retarnos a nosotros sin siquiera conocerle.
Por lo general “el agresor no logra ser empático, ni puede valorar la forma en que su conducta afecta a los demás”[2], de modo que se mantiene en una postura egocéntrica y tiende a culpar a los demás de sus errores, sintiendo que el menor error de los demás justifica sus acciones violentas.
El agresor tiene dificultades en sus relaciones interpersonales, incluso con sus padres, y presenta inadecuaciones en su desarrollo moral.
Eventualmente los agresores tampoco son bien aceptados socialmente ya que, a la larga, las personas desaprueban socialmente la conducta agresiva.
Si no reciben ayuda, los agresores persistirán en su conducta de agresores.
“Así, un niño que es bully en el jardín de niños, lo será también en la escuela primaria.”[3] De modo que estos agresores profesionales pagarán a la larga las consecuencias de su conducta y frecuentemente pasarán un tiempo de su vida adulta en la prisión.

4.3 Consecuencias para el espectador
Los espectadores aprenden a tolerar situaciones injustas y viven en una postura egoísta e indiferente.
“Lo más peligroso dentro de los espectadores, es que éstos lleguen a valorar las conductas agresivas como “respetables” y aceptables, e incluso podrían llegar a desensibilizarse ante el sufrimiento de una persona.”[4]
En nuestra opinión creemos que esto sucede debido a que al observar repetidamente violencia hace que la persona se vuelva insensible frente a los actos violentos, lo cual incrementa a su vez el nivel de agresividad en las conductas.

Gracias a la visita a aulas de clase, generalmente nos pudimos percatar de la falta de atención hacia los jóvenes por parte de las autoridades escolares, la mala administración u organización de estos, la desidia por no hacer algo a estos problemas tan graves y rutinarios de los niños.
Consideramos que el bullying debería de ser estudiado, y analizado con mayor importancia dentro de todos los contextos, pues como vimos en teste capitulo, las consecuencias son muy graves, no solo para la víctima, sino para todos los involucrados en el problema.





[1]  Mendoza Estrada, María Teresa, LA VIOLENCIA EN LA ESCUELA, México 2011, Editorial Trillas. Página 103.

[2] Valdés, Miriam, ACOSO Y AGRESIÓN ESCOLAR, España 2001, editorial ECU, página 266.
[3] Villegas Pérez, Martin Rogelio, BULLIES Y VÍCTIMAS, México 2006, Editorial IC, página 147.
[4] Villegas Pérez, Martin Rogelio, BULLIES Y VÍCTIMAS, México 2006, Editorial IC, página 144.

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